Muchos aficionados a la fotografía conocen el concepto de balance de blancos y lo aplican a sus fotografías, pero por norma general, es un parámetro que suele estar "automático" y se permite que la cámara "decida".
Pero, ¿para qué se utiliza esto?
Hay determinadas circunstancias en las que la fuente de luz tiene unas dominantes de un color determinado, con lo que las fotos pueden quedar como con un tinte de color. En estos casos suelen ser suficientes los modos prefijados de balances de blancos de las cámaras. Por ejemplo, para disparar fotos iluminadas con lámparas incandescentes, que suelen tener dominantes cálidas (anaranjadas), si se dispara en modo de balance de blancos "incandescente" la imagen aparecería como si estuviese iluminada por una fuente de luz blanca.
Otras circunstancias, en entornos muy brillantes como en fotos de nieve, que el balance de blancos automático va a "decidir" que las partes blancas se vean grisáceas. Pero esto lo veremos en otra entrada.
Una de las ventajas de disparar en formato RAW, es poder "jugar" con este parámetro, sin perder calidad en la fotografía. Es decir, como si la foto se hubiese disparado fijando otro balance de blancos en la cámara.
En este caso, vamos a tratar una puesta de sol desde una ventana, una tarde bastante lluviosa, en Aranda de Duero.
34mm, 1/20, f.9, ISO100 |
55mm, 1/20, f.9, ISO100 |
55mm, 1/13, f.29, ISO100 |
55mm, 1/20, f.29, ISO100 |
Cuando la dominante de color de la luz varía, también lo hace la lectura automática del balance de blancos, como se demuestra en esta imagen unos minutos más tarde, con el sol ya oculto y valor de balance de blancos automático.
55mm, 1/125, f.5,6, ISO100 |